Salida en Bultaco Mercurio, Sierra de Cameros y La Demanda (La Rioja, Julio 07)
Las Sierras de Cameros y La Demanda se
encuentran entre La rioja y la provincia de Burgos, y ofrecen unos paisajes espléndidos,
así como unas carreteras que, aunque algo bacheadas en algunos puntos, no tienen casi
tráfico y conectan entre sí unos pueblos pintorescos y en los cuales se puede disfrutar
de buenas comidas y mejores paisajes, y por eso nos pareció un buen sitio para hacer una
pequeña excursión.
Nos alojamos en la Venta de Goyo, que está a tres quilómetros de Viniegra de Abajo, y que
tiene tranquilidad y gasolinera, amén de una cocina extraordinaria y un trato fabuloso.
Llegamos allí el viernes por la noche para celebrar una cena y ultimar los preparativos.
Asistimos Iñaki, sus padres (su padre Manuel es un mercuriano
histórico y entusiasta) Jorge Cincohierros y
Amor, su mujer; y mi mujer, Laura y yo (Microtaller). En total cuatro Mercurios. El
sábado se nos unió Platino con una Honda del 89.
En la foto puede verse a Manuel y a Antonia,
que hojea el álbum que ha hecho Iñaki con las fotos de la restauración de su Serpa. Al
fondo, el hotel. La Mercurio de la izquierda es la de Manuel original, que él compró
nueva (¿Cuántos mercurianos podemos decir lo mismo) y a la
que hizo en su época algunas modificaciones véase por ejemplo el manillar
para que anduviese más. Lleva un carburador
de 25, y en altas corre que se las pela.
Luego hicimos un intercambio de mercaderías:
Iñaki nos vendió una llave para el embrague y yo les vendí a cada uno un ejemplar del
libro que acabo de publicar. De izquierda a derecha, Amor (mujer de Jorge), Jorge, yo e
Iñaki. Las llaves están francamente bien hechas. ¡Diez puntos para Iñaki!.
Iñaki dio una pequeña vuelta para probar la
máquina. Con ese casco parece salido de otra época. Me encanta ese manillar
Y antes de salir, posamos los cuatro
expedicionarios. La ruta prevista era Hotel Brieva de
Cameros Montenegro de Cameros y vuelta. En total unos 90 quilómetros, que aunque
no parezca mucho tienen varios puertos y muchísimas curvas. De modo que salimos.
La variedad de cascos en estos acontecimientos
es impresionante.
Llegando a Brieva,
mi moto empezó a fallar como en la etapa de la Vuelta. La he estado usando sin problemas
y de nuevo en un evento, se paró. Problemas de encendido.
De modo que acabé de conductor de coche
escoba, qué le vamos a hacer.
En Brieva de
Cameros nos reunimos con Platino, que aunque no tiene Mercurio es mercuriano
de vocación. Brieva es un pueblo precioso, estupendo para
comer, y eso fue lo que hicimos.
El sitio merece la pena, de verdad.
De nuevo en marcha hacia Montenegro. Por el
camino paramos a ver las cuevas de Ortigosa de Cameros, que
son magníficas, y Platino aprovechó para montarse en una de las atracciones locales.
Al final volvimos al hotel a las ocho y media,
tomamos unas cervezas y nos fuimos a cenar. En resumen, una excursión que mereció la
pena por lo bueno de la compañía y la espectacularidad de los sitios que visitamos. Este
tipo de iniciativas habría que hacerlas más a menudo, porque ¿para qué queremos si no
las motos?
finalmente, volviendo a casa paramos un
momento en Mansilla de la Sierra, un pueblo que hicieron cuando el pantano inundó al
original. Y allí se nos acercó una señora que tenía un coche igual que el de mi mujer,
y que resultó ser la cuñada de Ana María Matute, la escritora, muchos miembros de cuya
familia residen en mi pueblo y alguno de los cuales son amigos míos. Y hablando nos
relató que en verano se venían hasta aquí desde Madrid su marido y ella, con el niño
de un año en la mochila
¡trescientos quilómetros en una Guzzi
65!
Y
nosotros nos creemos héroes, en ocasiones. En fin
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