Etapa XXVII, Lopera - Pozo de Alcón
A
las 8 de la mañana suena el despertador. Hoy es 15 de Noviembre de 2008.
La noche anterior había dejado todo preparado y la moto revisada.
Una pequeña bolsa sobre-depósito para llevar lo imprescindible sería mi único equipaje
para hacer una dura etapa de 340 km. entre ida y vuelta, en solitario y con
tramos de carretera bastante complicados.
Tenía que recoger el testigo que me subirá Diego Nieto desde Granada.
Saco la moto de casa y a las 8,50 me dispongo a salir. Hace mucho frío, por lo
que he colocado el forro a la cazadora. No quiero que me pase lo mismo que en la
etapa de la Vuelta 2006.
Arranco y cojo por la carretera local dirección a Andújar, para enlazar con la
autovía. La moto va perfecta, suena de maravilla y es capaz de
mantener un ritmo bastante elevado sin aparente esfuerzo. Después de estos dos
años sin el más mínimo problema, tengo plena confianza en ella.
Al llegar al cruce de la Autovía decido seguir por la vía de servicio, que está
asfaltada, para salvar los 3 km. que hay hasta Andújar, pero cual es mi sorpresa al
comprobar que las obras de un polígono industrial han destrozado completamente el
asfalto, así que tengo que hacer un poco de "trail" para salvar los
socavones que la maquinaria pesada han hecho.
Sin más inconvenientes dejo atrás Andújar y sigo por la autovía dirección a
Bailen. No hay mucho tráfico y sería complicado, largo y lento hacerlo por carreteras
secundarias. Llegado al cruce de Bailén, enfilo por la carretera de Albacete dirección
a Linares.
Hasta ahora todo había ido perfecto, pero nada más pasar la última salida de
Linares, la moto hace un ruido extraño, da un pequeño frenazo seco y se para. Son
las 10,30 de la mañana.
Intento arrancarla y me doy cuenta que no tiene ninguna compresión por lo que desisto, y
empujando me la llevo hasta una gasolinera a la entrada de Linares. Después de todo,
he tenido una suerte increíble que la avería haya sido a 500 mts. de la
civilización y no en alguno de los tramos de sierra, donde no pasan ni los
buitres.
Después de unos cuantos intentos, consigo contactar con Diego y contarle lo que ha
pasado para que no siga y se vuelva a Granada, pero ya está llegando a Pozo Alcón, así
que es demasiado tarde.
También llamo a mi amigo Juan Antonio para que coja el carro y
venga a buscarme pero no puede hacerlo hasta la tarde, así que se nos hace de noche
al regreso. Desde las 11 de la mañana hasta las 7 de la tarde tirado en
Linares.
La etapa ha terminado mal....... menuda mala suerte.
Al día siguiente me pongo manos a la
obra, desmonto culata, saco cilindro y, tal como imaginaba, un puñetero clip del
bulón del pistón se ha salido y me ha armado "la de dios".
¡¡¡¡¡Jooooooder, que mala suerte!!!!! Toca rectificar y poner pistón nuevo.
Etapa XXVIII, Lopera - Córdoba
Después
del fracaso de la etapa a Pozo Alcón, el testigo, que había sido recogido por
Francis para que continuara la ruta y no parara la Vuelta, ya estaba en Sevilla.
En Córdoba no teníamos a nadie, así que disponemos que sean los sevillanos lo
que lo acerquen allí y yo vaya a recogerlo, llevarlo a Lopera y dar por concluida
la Vuelta.
Así que el día 8 de Febrero me dispongo a hacer mi "segunda" etapa, eso sí,
esta vez en compañía del Fede y su Saturno.
Como el recorrido que haremos es corto, y los sevillanos van a tardar
bastante más, no nos damos ningún madrugón ni prisa para llegar a Cordoba. El
viaje discurre sin novedad por la carretera de Bujalance-El Carpio y salida por
Alcolea (para dar de lado a la autovía) y estamos allí sobre las 12,30.
Aún así, tenemos que esperarlos en el polígono de La Torrecilla más de una
hora ya que se habían retrasado algo sobre el horario previsto.
Una vez juntos, nos damos una vuelta por el casco histórico de Córdoba,
-una auténtica maravilla-. y nos hacemos la fotos de rigor en la puerta de La
Mezquita echándole un poco de morro al asunto ya que la calle estaba cortada al tráfico
rodado.
Y por supuesto, y dada la hora, nos fuimos de tapillas y cervecitas hasta bien entrada la
sobremesa.
La despedida, como siempre, muy emotiva. Con besuqueos, sobes, lloros y demás, y
por supuesto, quedada para la próxima vuelta.
A eso de las 5 de la tarde, Fede y yo ponemos rumbo nuevamente a Lopera, volviendo
por la misma carretera y de un tirón, sin parar, para evitar que nos cogiera la
noche. Todo transcurrió sin novedad y las motos seportaron perfectamente.
Bueno, después de esta segunda odisea mercuriana, actualmente el testigo descansa en
mi poder a la espera de la próxima Vuelta..................
ANIMO MUCHACHOS, ¿¿¿¿¿CUANDO EMPEZAMOS LA SIGUIENTE?????